Ciertamente tenemos un gran intercesor de nuestra causa en el cielo. El prof. Humberto Leal Vieira, un gran defensor de la vida en su plenitud, apoyó desde el principio a la Asociación Guadalupe y colaboró con nuestro trabajo.
El Profesor Humberto Leal Vieira, fue el primer brasileño en convertirse en miembro permanente y fundador de la Academia Pontificia para la Vida de la Santa Sede, en el mismo año en que fue creado por San Juan Pablo II.

• Administrador egresado de la Fundación Getúlio Vargas (1962) con posgrado en la École National de Administration (ENA) de París (1965)
• Consultor jubilado del Senado Federa
• Exprofutbol de la UnB y la CEUB

• Presidente de la Asociación Nacional Pro-Vida y Pro-Familia – PROVIDAFAMÍLIA
• Miembro ordinario (de por vida) de la Pontificia Academia para la Vida, nombrada en 1994 por el Papa Juan Pablo II

Fue amigo personal de San Juan Pablo II como Papa y para esta amistad especial, se le tomó un camino muy hermoso en la importancia de valorar la vida participando en la fundación de la Academia Pontificia para la Vida.

ACADEMIA PONTIFICIA PARA LA VIDA

Una institución creada por el Papa Juan Pablo II el 11.2.1994 por el propio Motu «Vitae Mysterium» tiene su sede en la Ciudad del Vaticano.

Los objetivos de esta academia son: estudio, información y formación sobre los principales problemas de la biomedicina y el derecho, relacionados con la promoción y defensa de la vida, especialmente en estrecha relación con la moral cristiana y con las directrices de la Iglesia Católica.

La Pontificia Academia para la Vida colabora con los Dicasterios de la Curia Romana cuyas actividades están relacionadas con el servicio a la vida. 

Actualmente está compuesto por 48 miembros ordinarios y 70 miembros correspondientes. Son miembros profesionales experimentados de diversas partes del mundo: filósofos, sociólogos médicos, genetistas, biólogos, juristas, psicólogos, farmacéuticos, teólogos, moralistas, líderes de organizaciones que trabajan en defensa de la vida, etc.

La academia tiene anualmente, su asamblea general y durante el año un grupo de trabajo estudia un tema para la discusión de los miembros en la asamblea. Los trabajos académicos se publican en la Academia Pontificia para la Vida.

Sabemos que la lucha por la vida es seria, urgente y muy ardua. Aquellos que luchan por la vida también libran intensas batallas en su historia de vida personal, pero esto nos motiva a trabajar incansablemente por los indefensos, a dar voz a aquellos que ni siquiera pueden hablar. Y con toda vida salvada, nuestros corazones están llenos de esperanza y amor.